GEHITU MAGAZINE Nº 94 – DICIEMBRE 2015
SECCIÓN: LA COLUMNA JÓNICA
AUTOR: Óscar Hernández Campano
Lo dijo; lo admitió; salió del armario… del VIH. El actor Charlie Sheen pronunció esas palabras que deben de ser como un puré de arena con metralla subiendo por la garganta: . Y lo dijo en la televisión, en un programa de máxima audiencia. Lo admitió en público porque alguien de su círculo privado lo sabía y lo estaba chantajeando. Varios millones de dólares llevaba pagados el actor hasta que pensó: basta; lo diré en la tele; lo sabrá todo el mundo y ya nadie podrá chantajearme. Ahora bien, se libró Charlie de los chantajistas pero se ha encontrado con amantes asustadas (asustados no sabemos si los tendrá) que quieren denunciarlo y sacarle el dinero. Y llegamos por fin al de la cuestión: el dinero. Maldito , que decía la canción. Porque si Charlie fuera el panadero, el jardinero, un mecánico o el reponedor del súper, nadie lo habría sometido primero al chantaje, y segundo a las denuncias que de buen seguro estarán preparando los abogados de las aterrorizadas amantes de la estrella de Hollywood.
Mientras los juzgados se colapsan y las redacciones de los diarios amarillistas y de las revistas del corazón bullen de actividad, buscando carnaza en el patio trastero del actor, yo me pregunto qué pasa por la mente del hombre. Charlie Sheen dijo que fue diagnosticado en 2011 y que no sabe cómo contrajo la enfermedad. Sólo sabe que alguien llevaba todo ese tiempo amenazándolo con arruinar su vida si no pagaba un buen fajo de billetes verdes hasta que decidió salir de ese armario feroz, lleno de estigmas que es el de los seropositivos. Ahora ya lo saben hasta en Corea del Norte. ¿Se irá al traste la carrera del actor? No hay muchos precedentes para saber qué será de él. Rock Hudson era ya una estrella sin brillo cuando se supo que tenía no ya el VIH sino el SIDA. Además Charlie Sheen ha sido un actor polémico y proclive a los excesos. Su último gran éxito , mató a su personaje debido a los excesos del intérprete. Su fama de excesivo, sus escarceos con sustancias varias y sus escándalos ya condicionaban su carrera interpretativa. Ahora además es portador del VIH. Como todos sabemos, hoy en día, por fortuna, ese diagnóstico no supone una condena a muerte sino una enfermedad crónica, al menos en occidente. Sin embargo, la desinformación, el miedo, los mitos equivocados y la rumorología (sirva de muestra que los medios anunciaron la víspera de la emisión del programa que el actor tenía SIDA y no que es seropositivo), pueden condicionar los futuros trabajos del actor.
Por otro lado, la condición de estrella y de seropositivo de Charlie podría convertirlo en un referente de normalización, en un ejemplo y modelo para una sociedad temerosa que opta por alejarse de aquellos portadores del VIH. Quizá el actor tenga por delante el trabajo más importante de su vida sirviendo de ejemplo de normalidad siempre que Hollywood no lo condene al ostracismo y trate a Chalie Sheen con normalidad, ya que el escaparate de la fama puede ayudar a millones de personas en el mundo que se sienten solas, temerosas y marginadas. Así como a las familias, amistades y conocidos de personas seropositivas que podrían ver en el actor y en la actitud de sus compañeros y compañeras de trabajo hacia el intérprete, un modelo de normalidad que sería perfectamente extrapolable a la vida de muchos ciudadanos anónimos pero igualmente portadores del VIH.
Espero y deseo que la ciencia siga avanzando en la lucha contra esta enfermedad que además de las vidas de tantos, se ha llevado por delante la normalidad y la posibilidad de vivir con dignidad de muchos otros. No porque condicione fisicamente o limite la funcionalidad, que hoy por hoy es un problema limitado, sino por el estigma que aún la sociedad impone a las personas seropositivas. Por eso mismo, el hecho de que un famoso, una estrella de cine y televisión como es el caso de Chalie Sheen, haya dado el paso de explicarlo en horario de máxima audiencia, debería ser utilizado por él mismo y por los demás, para explicar, mostrar y concienciar a todo el mundo de que una persona con VIH no tiene que ser discriminada sino respetada y tratada con absoluta normalidad. Sí, Charlie, sí. Te guste o no este es tu gran momento. Suerte.
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