Escribir sobre tu trabajo no es algo sencillo. No lo es porque uno nunca sabe dónde está la barrera entre lo que cree haber hecho y lo que realmente ha llegado a hacer. Y en este caso, el trabajo en sí, es todavía más complicado aún, ya que para poder llegar hasta donde hoy me encuentro, han tenido que pasar algo más de 7 años. Y claro, esos 7 años convierten el camino en toda una experiencia vital. Sacar “A escondidas” adelante me ha llevado 7 largos años.

7 años de pelea, de lucha constante. 7 años de alegrías, tristezas, risas y más de una lágrima. 7 años en los que yo he evolucionado como persona y en los que este proyecto, mi proyecto, ha ido evolucionando conmigo hasta convertirse en lo que hoy es: una película que podrá gustar a unos y disgustar a otros, pero de la que nadie podrá decir jamás que no ha sido una película cuidada. Porque lo ha sido… y mucho.

Rodar una película nunca ha sido tarea fácil, y menos en los tiempos que corren; pero si esa película, además habla de algo que, desgraciadamente, sigue siendo un tabú para la gente de a pie, pues claro, esa labor se convierte en una misión casi imposible.

Hablar de homosexualidad, hoy día, es algo que ya se ha interiorizado como “normal” (que poco me gusta esta palabra), pero si por casualidad desviamos la conversación hacia la homosexualidad en edades tempranas, ya hay más de uno que se empieza a revolver en su butaca. Y es que parece que los homosexuales y lesbianas no decidimos nuestra sexualidad hasta que somos mayores de edad… pero ¿qué pasa antes?, ¿acaso un niño de 14 años no puede sentirse atraído por un compañero de clase?, ¿acaso no pueden ser novios?, ¿y qué pasa si se esconden para hacer algo más?

La gente se escandaliza con este tema. Muchos padres son capaces de llegar a hacer la vida imposible a sus propios hijos, con tal de no reconocer lo que su hijo verdaderamente es y siente. Y esto tiene que acabarse. No puede ser que muchos chavales se encuentren perdidos en los años en los que supuestamente tendrían que estar disfrutando de la vida. Bastante difícil es ya de por si la vida, como para que le pongamos más piedras al camino.

Y de ahí nace esta película. De una necesidad personal, de contar lo que se siente a esa edad, cuando de repente, sin saber muy bien por qué, te sientes atraído por otro chico. Muchos al salir de la proyección, se darán cuenta de que los sentimientos, las sensaciones… de las que habla la película, son las mismas que ellos sintieron cuando eran más jóvenes, incluso siendo ellos heterosexuales; y entonces dirán que si lo que sucede es lo mismo, ¿para qué contarlo?

Pues precisamente por eso, porque es necesario que se plasme en imágenes lo que es tan lógico que a nadie le sorprende; porque es vital que los chavales y los adultos vean que no pasa nada, que la tierra sigue girando después del primer beso… y que da igual de qué color sea ese beso.

Muchos dirán que exagero, que no es para tanto, que esto ya está superado. Pues para muestra un botón. Durante el proceso de búsqueda y selección de los que iban a ser los protagonistas de “A escondidas” tuvimos que tener muchísimo cuidado en cómo administrar la información con respecto al proyecto. No es que me gustase hacerlo, pero sí que es verdad que el tipo de casting abierto que queríamos llevar a cabo, instituto a instituto, viendo a más de 4000 chavales, nos obligó de entrada a tener que ocultar el tema de la película. ¿Por qué? Pues porque muchos institutos nos hubieran cerrado las puertas de golpe, si desde el primer momento les hubiéramos dicho que la película iba a tratar sobre un primer amor entre dos chicos. Triste pero cierto.

Pero el gran problema no está ahí. El mayor de los problemas está en el futuro. En los chavales. ¿Cuántos chavales creéis que se hubieran presentado al casting si hubieran sabido desde un primer momento de qué iba la peli? Ellos mismos nos lo confesaban al terminar el proceso. “A nadie le gusta que le señalen con el dedo”. “A nadie le gusta que le llamen maricón”. Y es que a esas edades, donde uno todavía está construyéndose por dentro, intentando saber cuál es su lugar en el mundo y qué postura tomar ante las cosas no es fácil que venga un desconocido y te escoja para un papel de homosexual. Y no lo es, no porque a ellos les importe, que puede que sí; lo que más les afecta es el qué dirán. Y eso está ahí. La presión del grupo es dura de llevar; lo es a nuestra edad, así que imagínense cuando todavía no sabes ni quién eres. Esta presión, nos afectó en todo el proceso de ensayos y rodaje, ya que, desgraciadamente, es normal que estos chavales tengan sus reparos a la hora de interpretar un papel de estas características. Así que en mitad de los ensayos, tomé la decisión de incluir en la película este bloqueo que sufrían los propios chavales, y lo incorporé a los personajes. Porque nos guste o no, eso está ahí, y es precisamente lo que tenemos que cambiar.

Vivimos en un mundo construido por y para el hombre blanco, heterosexual y occidental, y todo lo que se salga de lo “normativo”, es visto con recelo. Nuestros chavales viven rodeados de estímulos heterosexuales por todas partes, y aquel que ose a sentir diferente, corre el riesgo de ser apartado y excluido del grupo.

Somos animales de costumbres, y por lo general, nos da miedo lo desconocido, no sabemos muy bien cómo actuar ante lo que es diferente a nosotros, y muchas veces tendemos a atacar para intentar no ser agredidos.

Pero si somos capaces de dotar a los chicos y chicas del futuro de las herramientas emocionales necesarias para afrontar esos miedos con valentía, quizás sean ellos los que lideren ese cambio tan necesario. Así que sólo espero que esto que me ha llevado 7 largos y duros años de mi vida, pueda ser un granito más en esta playa del cambio que estamos construyendo poco a poco.

Mikel Rueda Sasieta (Bilbao, 1980)
Director y guionista licenciado en Comunicación Audiovisual en la especialidad de Guión por la Universidad de Navarra. Trabajó durante cuatro años como productor en ETB (en el muy popular programa Vaya Semanita). Recibió una beca de la Diputación Foral de Bizkaia para estudiar en la New York Film Academy donde realizó un posgrado en Dirección cinematográfica, cuyo trabajo final fue el cortometraje ‘Present Perfect’ (2007),  galardonado en más de 30 festivales. Su primer largometraje, Izarren argia (Estrellas que alcanzar), compitió en la sección Nuevos Directores del Festival de San Sebastián en 2010. Una obra basada en la historia real de seis mujeres presas en la cárcel de Saturrarán durante la Guerra Civil que permaneció en cartelera más de ocho semanas consecutivas, todo un éxito. Su labor como director, guionista y realizador se alterna en la actualidad con la docencia. Su último largometraje, A escondidas (2014), ha sido presentada en la Sección Oficial del Festival de Cine de Málaga y su estreno comercial tendrá lugar en España el 10 de octubre de 2014. http://mikelrueda.com