IRITZIA – OPINIÓN. Cosecha 2012-13 del cine LGTB latinoamericano
Experiencias del jurado del SEBASTIANE LATINO.
El Sebatiane Latino es un premio de cine y a la vez un premio LGTB. Por eso cuando el jurado valoró en su conjunto las cerca de 30 películas visionadas pudo contemplar una red en pro de la diversidad tejida por ellas a todo lo largo del continente. El cine como instrumento de reflexión y cambio. La demostración que lo latino también es sinónimo de lucha contra la intolerancia y el machismo. Un continente que se mueve aunque cada país lo haga a su ritmo.
Pero el cine que es una forma de lenguaje, de arte…, también es una industria. Por ello los países latinoamericanos que más producen son también los más presentes en esta selección, Argentina, Brasil y México. Chile y Cuba tampoco podían faltar. De la misma manera cinematografías que luchan por estar presentes en su panorama nacional y en el internacional han aportado también a su medida, como por ejemplo Venezuela o producciones latinas de los EEUU. Muchos de los trabajos lo han hecho en coproducción con España y otros países europeos.
Desde el punto de vista de la producción queremos destacar también que había desde el gran presupuesto hasta la primera obra. Y eso es importante porque garantiza la pluralidad de temas y públicos.
Diversidad garantizada también por los protagonistas de la cosecha del cine LGTB latino del 2012-13. Todo el arco del acrónimo LGTB ha aparecido con mayor o menor protagonismo ya sean lesbianas, gais, transgéneros o bisexuales. Esperemos que se repita para el segundo Sebastiane Latino.
Primeros amores, relaciones entre padres e hijos, la noche y el sexo, triángulos amorosos, la amistad, el deporte, la pareja (todas iguales y todas diferentes), la religión, la verdad como liberación, la mentira como destrucción, la violencia, el cariño, las biografías… incluso la ciencia ficción. Todo esto y más ha desfilado sólo o mezclado ante el jurado.
Destacar también buenas sorpresas. Es grato descubrir que en el cine latino hay muchas directoras si tomamos como medición su presencia hasta ahora en el cine mundial. Y eso es un futuro diverso y más rico para el cine de América. También es de remarcar que el cine y los movimientos LGTB han sabido aliarse en aquellos países que debían aprobar el matrimonio igualitario. Muchas familias LGTB se prestaron para aparecer en documentales que reflejaran su cotidianidad. Así, cuando el debate parlamentario abriera las compuertas del odio homófobo (como lo había hecho en los países que les precedieron) habría cine listo para contar la verdad en castellano y brasileño a una población sorprendida ante un odio nuevo para ella pero no para nuestras familias. Documentales que quedan para el avance del matrimonio igualitario en el continente.
Otra sorpresa cinematográfica, pero también respecto a los valores LGTB, es el apreciable número de primeras obras que hablan de primeros amores adolescentes o de parejas primerizas. En general, donde aparecen dos chicas o dos chicos podríamos poner una chica y un chico… y eso es bueno. Aunque sean todavía amores discretos, tienen una manera de contarlos donde ya se ve un cambio de mentalidades y visiones de sí mismos por parte de los jóvenes LGTB americanos: podemos aspirar sin complejos a todo lo que inquieta la gente de nuestra edad.
En el cine europeo, los jóvenes LGTB también se acercan así a sus vidas, sin complejos, eso debe ser la globalización. Pero eso no quita para que todas las directoras y directores (jóvenes o con muchas horas de vuelo) nos hayan mostrado que desde el realismo mágico hasta el naturalismo, pasando por la ciencia ficción, se puede hacer todo tipo de cine en Latinoamérica. Unas películas que se hagan comprender en un planeta globalizado y a la vez nos regalen unos localismos que nos enriquecen como personas.
No podemos pasar por alto, sin embargo, la violencia contenida o ejercida que ha planeado sobre muchas de estas películas; ya sea en forma de silencios impuestos o directamente a base de puñetazos. El cine latino, también aquí, sabe mostrarnos una realidad donde Latinomérica no es una monolítica sino muchas y plurales o donde junto a la violencia recibida por ser “diferente” se pueden sumar la de la injusticia social, política…
Dos últimas consideraciones nos han aparecido a los componentes del jurado tras considerar las 30 candidatas al Sebastiane Latino.
Visto el tipo de repercusión social que estas películas han tenido en algunos de sus países parece cierto que van de la mano la lucha contra el machismo y la lucha contra la intolerancia hacia las personas LGTB. Las leyes contra la homofobia (LGTB-fobia) o el maltrato y las políticas activas que deberían llevar las dos aparejadas deben comenzar a florecer en el continente.
Documentales como “Quebranto” (primer premio Sebastiane Latino) u otros similares que se han rodado en los últimos años son un grito cinematográfico para apoyar una reivindicación política y social que ya no tiene demora, la asunción por parte de los estados latinomericanos de políticas activas (sanitarias, laborales, administrativas…) hacia sus ciudadanos trasgénero.
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