Al público en general, nombres como Fernando García, Pinolito, o Carla Bonelli  no nos dicen absolutamente nada. Cuando descubrimos que no son tres personas sino una sola nos empieza a intrigar un poco más el tema, y si tenemos la suerte de ver la película “QUEBRANTO”, nos convertimos en fans de sus protagonistas, y seguro que no olvidamos ni sus nombres, ni su vida.
 
Roberto Fiasco, productor mexicano (sin él sería difícil entender el cine independiente de su país), intuyó que detrás de esto había una historia interesante. “Quebranto” supone su debut como director, intentando hacer un cine diferente, retador, que mueva conciencias y despierte la reflexión en el espectador. Prueba superada, y muestra de ello son los premios y reconocimientos que está recibiendo la cinta, arrasando en los Guadalajara 2013 (premio Maguey, premio Guerrero de la Prensa de Mejor Documental Mexicano, premio Especial del Jurado a Largometraje Documental Iberoamericano), e inaugurando el premio Sebastiane Latino.
 
En 2003, cuando producía “El mago”, relata cómo, una actriz de reparto (Lilia Ortega) le pidió aparecer en los créditos con el nombre de Doña Pinoles. Entonces recordó vagamente a un actor infantil de nombre Pinolito. Lilia respondió que el fonomímico y actor infantil al que hacía referencia Roberto era su hijo. A las dos semanas aparecieron en su despacho, dejando impactado al productor al ver que Pinolito se había transformado en una mujer de 1,75 cm, rubia y con bolso.  Su nombre de guerra Coral Bonelli. Estuvo cinco años pensando que ahí había una historia, hasta que un domingo las llamó, entrevistó y comenzó su primera película aunque en esos momentos desconocía si terminaría  siendo un corto, largo, ficción o sólo un testimonio de sus vidas. Visto el resultado final considera que es, sin duda, un documental. Hecho de una manera honesta, aunque también introduce elementos formales de la ficción. No hay que olvidar que las protagonistas son actrices, acostumbradas a las cámaras y que su vida también es ficción. Roberto no dejó escapar esa oportunidad de mezclar ambos géneros. Acompañó a Lilia y a Coral durante  tres años, aunque hubo un periodo de 6 meses en que se paró el proyecto. Pensó que le estaban tomando el pelo al cambiar la realidad, en un afán de hacer su realidad menos dolorosa. No obstante, piensa que, si hay alguna mentira se transformó ya en una verdad fílmica, nueva verdad fílmica.
 
Le interesó la relación entre ellas, y su pasado en el cine mexicano.  Le parece fantástico que la infancia de Pinolito estuviera rodada por los grandes del cine mexicano (Jorge Fons, Alberto Bojorquez o Sergio Olhovich). No obstante,  Coral recuerda que siempre le daban papeles de pobre o de indito, papeles no muy diferentes de su vida fuera del cine, cuando lo que ella quería era hacer papeles de rico. En “Quebranto”, por fin, recreando su vida,  hace de protagonista.
El joven Fernando dejó de actuar y se dedicó a bailar con cabareteras y actrices de éxito, hasta que de golpe dejó su carrera para “ser como era”.
Su relato destila gran vulnerabilidad. Son vidas terribles, no precisamente gratas, personajes al borde de un abismo  emocional y social, haciéndolas más marginales aún. Es, también, una denuncia social, un reflejo de que las personas transgénero no tienen muchas oportunidades. El show y/o trabajos sexuales. Algo que le parece terrible al productor-director.
 
Por suerte no se queda solo en esto. También se refleja una gran valentía, dignidad y respeto a su realidad y a su entorno, ofreciendo, a pesar de todo, un  resultado hermoso. Tienen un sueño que les motiva a seguir y esperanza de que en algún momento les llegue esa película o ese protagónico que las redima.  Un gran sentido del humor y un profundo amor  las salvan de lo patético y sórdido, haciendo que su relación sea inquebrantable.
 
Resaltaría varias escenas, la clase-ensayo baile en el garaje no tiene desperdicio, así como el número en que Coral haciendo de Pinolito imita a Raphael (Mi gran noche). En este caso el orden los factores no altera el producto, uniendo presente y pasado, y creando un ambiente realmente perturbador.  Por último, destacaría el plano donde las dos se quedan mirando a cámara, y completamente en silencio.  Resume en pocos segundos, que se hacen eternos, todo lo que se pueda decir  de “Quebranto”. El título tiene una referencia dramática a las transformaciones constantes  y al sufrimiento que padecen los personajes y sus vidas.
 
“La película  incluye también temas musicales y parte de las películas mexicanas más importantes, que complementan muy bien la historia y que gracias a una beca  su inclusión se pudo gestionar más fácilmente”, asegura Roberto Fiesco. La película está teniendo un buen recorrido, y ha accedido a la Gira de Documentales Ambulante 2013, donde ha encajado a la perfección con la noción de liberación, “concebida como todo aquel proceso encaminado a transcender limitaciones, superar condiciones desfavorables, romper ataduras, buscar salidas, multiplicar posibilidades y generar encuentros y establecer diálogos más justos y equitativos”. Lilia y Coral encarnan perfectamente esta noción y la han puesto en práctica todos los días de su vida, con sus acciones individuales, y gestos cotidianos.

“Quebranto” ha pasado el verano en Madrid, concretamente en el mes de agosto se programó en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, dentro del ciclo “México inminente”.  Son trabajos independientes, con voz propia y mirada de autor, con el único defecto de no poder acceder a ellas fácilmente.
 
En septiembre , durante la próxima edición del Festival de Cine, “Quebranto” estará en San Sebastián recibiendo con todos los honores el (primer)  Premio Sebastiane Latino, galardón otorgado por Gehitu al largometraje latinoamericano estrenado el año anterior que mejor ha representado la defensa de las reivindicaciones y valores de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales.

Javier Irigoyen