LOS TEDDY AWARDS BERLINESES de este año se han celebrado bajo el lema “We are family” y han tenido un doble objetivo. Por un lado, denunciar  el uso de la “crisis económica” como un ariete contra los más débiles, y por otro lado,  continuar luchando contra la homofobia, origen y guía de estos premios desde hace 27 años.

El homenaje anual a una figura LGTB relacionada con el cine consistió en recordar al mítico actor francés Jean Marais, y a través de él, a su mentor y amante Jean Cocteau. En las fiestas paralelas destacaron dos nombres. Uno venía desde el cine queer, John Cameron Michell (director de Hegwing and the Angry Inch, Shortbus…), pinchando en la fiesta de clausura, y el otro desde la música, Rufus Wainwright,  dando un concierto  con familia y amigos en honor de su madre muerta (se proyectaba un  documental sobre ella, la cantautora Martha Wainwright).

Los teddys son el premio LGTB más antiguo de un Festival de cine  junto al Sebastiane del Zinemaldia y tuvieron 24 películas candidatas, la mayoría provenía de la sección Panorama y dos de la oficial de Berlín. Una de estas últimas ganó el Teddy. Se vieron largos y cortos  de todo el mundo. Todos ellos juntos resumen las muy diferentes oportunidades que países y cinematografías ofrecen a las personas LGTB para expresarse tal como son e intentar ser felices. Sin salir de la misma Europa, hay países que llevamos 10 años de matrimonio igualitario, otros que se están apuntando a él con dificultades, algunos donde la homofobia se ha “oficializado” (Rusia) y muchas donde esta asusta. Por ejemplo en el país de la ganadora, Polonia.

PREMIO TEDDY 2013 y PREMIO DEL PÚBLICO GAY:IN THE NAME OF… de la polaca Malgoska Szumowska.  En ella la directora enfrenta a un vocacional cura rural polaco con sus “prohibidos” deseos homosexuales.

PREMIO ESPECIAL DEL JURADO DE LOS TEDDYS:  CONCUSSION de la norteamericana Stacie Passon. La película presenta una teórica familia perfecta: un matrimonio de dos mujeres  y sus hijos. Pero también se pregunta si una de ellas puede reproducir el “modelo” de persona con crisis de las cuarenta dentro de una pareja.
MEJOR DOCUMENTAL: BAMBI de Sébastian Lifshitz. Si este director francés recuperó la memoria histórica de gays y lesbianas con INVISIBLES ahora recupera la de la transexualidad. Y lo hace con su “estilo”, ese donde los “viejos” todavía tienen mucho que decir y vivir.

EL TEDDY ESPECIAL fue para STEPS FOR THE FUTURE un proyecto sudafricano genial e innovador. Mediante ayudas a la producción se está creando una videoteca nacional de cortos y largos que promuevan el debate sobre HIV/SIDA y la inclusión social de las personas portadoras o enfermas. Todo este material circula por las cuatro esquinas del país en camiones con pantallas de cine para su exhibición hasta en la más recóndita aldea. Los guiones también provienen de todos los confines de Sudáfrica.

EL FESTIVAL DE CANNES parecía este año “el festival gayles de Cannes” a la vista del palmarés y del interés, en general laudatorio,  que el sexo explicito gayles de dos películas ha originado.
La transexualidad y la bisexualidad, en cambio,  no han tenido presencia destacada.
En Cannes se entrega un solo premio la QUEER PALM, una “jovencita” con tres años vida.
QUEER PALM: L’INCONNU DU LAC del francés  Alain Guiraudie que  ganó también el premio a la mejor dirección en “Un certain regard” (el Zabaltegi de Cannes). La película “cuenta” o “muestra” una zona de cruising gay de la Provenza en un contesto de thriller y con escenas explícitas de sexo gay (los actores fueron doblados en los momentos más osados).

LA PALMA  DE ORO DE CANNES: LA VIDA DE ADÈLE, de Abdellatif Kechice. Oh my Good! ¡sexo lésbico explicito! ¡En el premio grande! Pero al final esta posible deriva lesbófoba no se produjo, parece que avanzamos, aunque poquito a poquito.

En este trabajo el director nos planta ante una adolescente y nos muestra su búsqueda de la propia personalidad, de su sexualidad y del aprendizaje del amor acompañándola durante 10 años.
La película, sus actrices y la trama de 3 horas  atravesó las pantallas y se llevó admiración y premio. Aunque, todo hay que decirlo, las “festivaleras” aguerridas en cientos de estos saraos han comentado que se sintieron violentas sin saber el porqué. No era el sexo entre dos mujeres que veían en pantalla. Igual era el reverencial, e inusual, silencio de los varones heterosexuales en un pase de prensa. O quizás, vete a saber… ¿No sé si les podríamos ayudar a descubrir que les sonaba mal en la melodía?

N3SA